Buenos Aires colonial. Un viaje distinto a lo que realizamos, no recorreremos sitios, pero sí el tiempo vivido de quienes nos antecedieron. y una extraña costumbre de antaño, una de las tantas.
Antiguamente ir a misa era un ritual al que no se debía faltar, hacia allí se dirigían los pobres esclavos, los criados, los señores/as y toda la gente que vivían en ésa época.
Era precisamente una costumbre muy arraigada en la gente. Las hijas se ubican delante una vez llegadas y las madres vigilantes atrás, esto era por si entrecruzan miradas las jóvenes con algún galancito de entonces; cosa que no podían impedir porque siempre se ingeniaban las chicas para ello.
Las esclavas llevaban un retazo de alfombra, para arrodillarse en las iglesias. Las misas comenzaban muy temprano casi con el cantar del gallo. iniciaban a las seis de la mañana de los domingos.
¿se imaginan?
Para semana santa, más exactamente los jueves santos, no quedaba absolutamente nadie en sus casas. Eran conmemoraciones muy profundas y muy enquistadas en la vida de la comunidad colonial. Se llenaban las iglesias y las plazas a tal punto que a veces sucedía alguna desgracia.
Una de las tradiciones un poco extrañas para nosotros hoy, pero no para ellos, era visitar siete iglesias distintas el mismo día, obviamente no era mucho el tiempo que dispensaba para rezar en cada lugar. pero se cumplía con este requisito esencial para esos momentos.
Una de las tradiciones un poco extrañas para nosotros hoy, pero no para ellos, era visitar siete iglesias distintas el mismo día, obviamente no era mucho el tiempo que dispensaba para rezar en cada lugar. pero se cumplía con este requisito esencial para esos momentos.
La fé fue una parte importante de la gran aldea. Esto sólo es una pequeña parte de las vivencias de la gente que vivió en tiempos duros.
Hoy, hemos regresado un poco atrás para observar a través del ojo de la historia, como vivían su creencia la comunidad de la buenos aires colonial.
Hasta nuestro próximo encuentro si Dios nos da vida y salud.
muchas gracias por seguir nuestras historias.
Hasta nuestro próximo encuentro si Dios nos da vida y salud.
muchas gracias por seguir nuestras historias.
Susana Fratino
Conductora de medios
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