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Vivir en “Modo Espera”



Cuando vivimos en modo espera solemos dejar que se nos escape el presente.

Dicen que esperar siempre vale la pena, que hay que tener paciencia porque todo llega

La población más joven, busca siempre gratificaciones inmediatas porque carece de paciencia a corto plazo, sin embargo la vida empezará a cambiar en el momento en que dejes de esperar y ajustes tus expectativas a la realidad. 

En la vida debemos ser agentes activos de nuestro presente, creadores de nuevos pensamientos y emociones que den aliento a acciones más novedosas.

Hay quien hace de su propia existencia una antesala eterna donde todo se sueña pero donde nunca llega nada. En cambio, otras personas, experimentan una retroalimentación muy negativa ante estos estados de aplazamiento de la recompensa o ese objetivo vital.

Queda claro que no todos afrontamos de igual modo estas situaciones de espera: unos se desesperan y otros se acomodan. En este segundo caso estaría ese concepto al que muchos suelen definir como “un mal moderno”: la procastinación.


La procastinación es el acto de postergar de forma sistemática aquellas tareas que deberíamos hacer.

Es un fenómeno social y psicológico que no siempre tiene que ver con la simple pereza, va más allá de esta idea y explica también el hábito de retrasar o aplazar actividades o proyectos esperando que el futuro las resuelva.


El “procrastinador” suele sobrestimar el tiempo que le queda para realizar una tarea o un proyecto. Piensa que es mejor esperar al momento adecuado, que por su puesto, nunca es el “aquí y ahora”.


Las cosas nunca llegan por sí solas, es posible que el destino nos traiga la suerte en un momento dado, pero esto no es muy frecuente. El futuro no resuelve las cosas si nosotros no propiciamos antes el movimiento, la acción y el propio deseo de cambio está en nuestra mente. Dejá de esperar y tu realidad será distinta.


Se vive mejor sin esperar nada de nadie y esperándolo todo de nosotros mismos. 
Se artífice de tu realidad

A pesar de que León Tólstoi nos dijera que todo llega para el que sabe esperar, en realidad, vivir en “modo espera” nos puede hacer caer en un estado de frustración e indefensión muy desesperante.

En resumen, es más sano:


  •  No centrar tus expectativas solo en el mañana: para que el devenir que soñamos sea factible es necesario actuar en el aquí y ahora.

  • No esperes nada de nadie: focalizar altas expectativas en quienes nos rodean nos trae sufrimiento. Los resultados salen de tu interior, tomar una actitud realista sobre lo que te envuelve, date permiso de ser receptiva en lugar de exigente con quienes te rodean.

  • No existe una vida perfecta, pero sí un estado en el que puedas sentirte feliz. Con esta idea se resume una vez más el peligro de establecernos altas expectativas. La perfección no existe, pero sí ese equilibrio maravilloso en el que podés ser vos misma y sentirte orgullosa de los logros alcanzados.

  • Entrena tu capacidad de actuar y decidir sin miedo. Ser protagonistas de nuestra historia nos obliga a ser agentes activos de continuas transformaciones que debemos llevar a cabo sin temor.


Todos tenemos la capacidad y las herramientas internas para sacar lo mejor que tenemos dentro.
Animate!!


Nos encontramos en el próximo artículo 😉




Mónica Dell Oro
Promotor de Cambio
Psicología social


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