Como integrante de una ONG que se llama G.A.VI.D, (grupo de ayuda contra la violencia doméstica), me gustaría que reflexionemos sobre esta problemática más actual que nunca, debido a la pandemia de Coronavirus, usamos mucho más internet, para satisfacer necesidades básicas, para socializar y también como recurso de entretenimiento. Es por este motivo que muchas sufren una violencia que a veces está camuflada, pero hiere, golpea y deprime a infinidad de mujeres con diferentes edades y clases sociales.
Es importante recordar que la violencia se ejerce y tiene consecuencias no sólo en el ámbito personal, sino también en el político, el social y el económico. En cuanto a expresiones de violencia, algunas de las más frecuentes son monitoreo de mensajes de textos y control de correos electrónicos, ciberacoso o persecución en línea, manipulación de imágenes y violaciones o invasión de la privacidad con la amenaza de chantaje. Hay otros ejemplos como diseminación de ‘videos con escenas de sexo’ con mujeres que no han autorizado su difusión o publicación en línea de material audiovisual con violaciones sexuales, que obliga a las sobrevivientes a revivir su trauma.
Un ámbito más sutil de esa violencia, pero igualmente radical en sus consecuencias, es la ausencia o poca presencia de mujeres en Internet y de temáticas relacionadas: acceso y control de los recursos, propiedad intelectual, representación y contenido, seguridad y protección. No por casualidad uno de los principales reclamos de las mujeres durante los debates de la reciente Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información (CMSI) fue la necesidad de que más mujeres participen en las decisiones en torno al desarrollo de Internet.
¿De qué manera se puede evitar la normalización de las conductas violentas y la aceptación de la violencia contra las mujeres en las TIC? (Tecnología de la información y la comunicación)
Desde lo macro, educando para construir una cultura de paz y de respeto. En ese escenario es necesario reconocer que la invención tecnológica no es por sí misma una garantía de empoderamiento o de impactos positivos. Por ello debemos avanzar para que los sistemas judiciales reconozcan y sancionen todas las nuevas formas de violencia contra las mujeres que se ejercen a través de las TIC.
Es vital crear conciencia, educar y capacitar a mujeres y niñas para que cuenten con recursos para entender estos nuevos espacios de violación de derechos y tengan herramientas para protegerse. A nivel de la sociedad, es imprescindible generar conversaciones para aumentar la conciencia sobre la necesidad y la importancia de trabajar para que las TIC permitan ampliar las metas de igualdad y justicia.
Mucho del trabajo que se hace está concentrado en empoderar a las mujeres y las niñas mediante capacitación, concientización y construcción de comunidades. También en crear campañas para visibilizar el tema y en desarrollar investigaciones para comprender, caracterizar y luego poder intervenir mejor estas problemáticas. El desconocimiento respecto a la relación de las TIC y la violencia contra las mujeres ha ido disminuyendo, pero sigue siendo un campo inmenso en urgencias por ser abordadas. Esa relación es compleja, por cuatro razones. La primera es que abordar el tema de la violencia contra la mujer implica enfrentar una problemática de difícil resolución, ya que apunta al corazón más profundo de las relaciones de poder. Por lo tanto, la relación entre violencia contra las mujeres y TIC tiene que verse necesariamente como parte de un continuo de violencia en que ésta es cometida, instigada o agravada por el uso de las TIC.
La segunda razón es que el mundo off line [de las relaciones cara a cara, donde las personas interactúan sin mediación tecnológica] suele tener prioridad frente al mundo virtual, ya que su impacto en la vida de las personas se percibe, erróneamente, como “más real”. La tercera es que sigue siendo débil la problematización del concepto de ‘violencia’. Esta se reduce a la comprensión de sus expresiones más dramáticas y evidentes y así queda excluido un amplio abanico de conductas y acciones cotidianas a través de las cuales se ejercen relaciones de poder y control. En particular, en el mundo digital existen formas de violencia cambiantes e incipientes que no son reconocidas y que es preciso nombrar para enfrentarlas mejor.
Por último, es preciso señalar el predominio de una visión que celebra estas tecnologías muchas veces de forma acrítica y que deja de lado sus problemas. Todo esto se traduce en una falta de claridad en los lineamientos legales o políticos que buscan enfrentar las situaciones de violencia y derechos vulnerados.
Les dejo los Números de G.A.V.I.D. por si precisas ayuda contención o asesoramiento, no dudes en llamarnos.
2478471920 // 2478507001
Adriana E Reschia.
Técnica Superior en Psicología Social.
Prof. De Arte.
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