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Trabajando mis emociones: Hoy, “La Aceptación” (parte 1)



¿Cómo nos sentimos ante el duelo de una pérdida, una ruptura o la llegada de una enfermedad que nos cambia la vida? Amigarnos con nuestras emociones es el primer paso para no quedarnos empantanados en ellas.



Tal y como hemos hablado en artículos anteriores, las emociones no son buenas ni malas; más bien son un indicador que nos señala dónde estamos, para que podamos decidir hacia dónde queremos ir. . . 

El duelo, es una etapa que todos debemos elaborar ante diferentes situaciones, como dijimos anteriormente, una pérdida, una ruptura, una discapacidad o una enfermedad difícil de afrontar y sobrellevar nos empuja a elaborar un duelo.


Te cuento más por lo vivido que por lo leído que todas esas emociones vale más la pena gastarlas que guardarlas. Mientras las cosas guardadas o escondidas se pudren dentro, las que gastamos nos hacen pasar por un valle de lágrimas, pero al llegar al otro lado, no solo hemos superado ese camino, sino que dejamos una huella para que otros puedan seguir . . “De los peores dolores, se puede salir” y el paso que sigue al duelo es la aceptación.


La aceptación implica, válgase la redundancia, aceptar una realidad vivida para poco a poco adaptarnos a la nueva situación, a fin de sentar las bases que nos permitan construir un nuevo proyecto de vida.


Algunas claves que me han servido


Un primer paso para trabajar la aceptación, en el caso de la pérdida de un ser querido, es darnos el permiso de vivir lo que sentimos; ya que cada persona tiene una forma individual de sentir y vivir la partida del otro. Como en todas las pérdidas viviremos tristeza, dolor enojo. . . pero también una negociación casi inconsciente.   Esto ocurre cuando decidimos comenzar a seleccionar los mejores recuerdos, dejando ir lo que más duele.


“Mientras que la muerte deja un dolor de corazón que nadie puede sanar, 
el amor deja una memoria que nadie puede robar”.

-Anónimo-


En procesos de ruptura, (cuesta pero funciona, te lo aseguro), es aplicar el contacto cero con esa persona. (no redes, no amigos del otro, no lugares comunes) Avanzar implica no quedarnos estancados y eso se consigue evitando el contacto con quien ya no está en nuestra vida. Trabajo difícil si lo hay, pero es parte del proceso, y entre más rápido lo consigo, más rápido supero el dolor.

Otro ejercicio que podemos hacer para trabajar la aceptación es evitar negar lo evidente. En el caso de las rupturas, esa persona ya no está o no quiere estar en nuestra vida.

En otro tipo de pérdidas (por ejemplo, la adquisición de una discapacidad), se trata de no anclarnos en lo que, en principio, ya nunca será. Se trata de procesos complejos y casi siempre dolorosos y llegar a la aceptación no se consigue de forma automática; como decimos, se trata de un proceso que requiere su tiempo.

Según especialistas en salud, las etapas que vivimos ante un duelo son: la negación, la ira, la negociación, la tristeza y la aceptación. Cuando finalmente, aparece la ansiada aceptación: asumimos que no podemos hacer nada, que la vida sigue y ya no nos duele. Es el momento en el que dejamos de mirar atrás para mirar hacia adelante.

Las emociones, maduran como la fruta. Toda maduración tiene un proceso que al igual que la fruta, pasa del amargo al ácido para terminar siendo dulce.


La Inteligencia emocional, es la capacidad que tenemos los individuos para reconocer nuestras propias emociones y las de los demás. Esta inteligencia la desarrollamos en el camino que recorremos a lo largo de la vida. Hoy contamos con muchos medios para aprender a desarrollar nuestras mejores aptitudes y emociones. 

En ocasiones nos daremos cuenta que para aprender nuevas aptitudes, tendremos que desaprender otras y hasta abandonar viejos hábitos que no nos son saludables o simplemente ya son obsoletos.


Como dicen las abuelas . . . nadie nació con el prospecto adjunto, ni tiene escondido el libro de cómo vivir la mejor vida. El secreto está en transitar el camino, porque en él nos construimos.


Algo que aprendí en el recorrido:

No vinimos al mundo a solucionar la vida ni los problemas de nadie, y nunca se trata de los demás...sino de mí.


Nos encontramos en el próximo artículo😉.



Mónica Dell"Oro
Promotor de Cambio
Psicología Social









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