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Gladiadores: "Porque el sueño de la vida es más grande" - (parte 1)



Este es Emilio de la ciudad de Rojas, quien como nuestras anteriores guerreras nos cuenta su historia de vida en primera persona.



Hola, soy Emilio Archiprette, de la ciudad de Rojas, (Bs.As.). Nací un 29 de junio de 1993 y actualmente tengo 27 años, quiero contarles mi experiencia con respecto a mi lucha contra un Osteosarcoma: 

A mediados de Noviembre de 2014, luego de un partido de fútbol con mis amigos, noté sobre mi rodilla izquierda, una leve dureza, la cual pensé que había sido producto del partido. Nunca imaginé que a partir de ese día, y a mis 21 años, mi vida cambiaría para siempre.

Al principio, por ignorancia, y creyendo que era sólo un golpe busqué alternativas en analgésicos, hielo, cremas. Todo era en vano, esa dureza seguía ahí, tan firme como el primer día. Antes de que finalice el año, había decidido ir a un traumatólogo, porque no sólo que esa dureza persistía, sino que ya estaba perdiendo fuerza y masa muscular y se me dificultaba caminar con normalidad.

Empezaba algo a lo cual no estaba acostumbrado, visitar médicos, realizarme estudios. Primero fueron radiografías, luego resonancias magnéticas, tomografías. Y el diagnóstico seguía siendo una incógnita, sólo se observaban puntos blancos.


A mediados de Febrero de 2015, se me realiza una biopsia en la clínica de mi ciudad. Y a esperar el resultado…
A fines de Marzo, recibí el llamado del Traumatólogo citándome a su consultorio, sentí un gran alivio porque después de tanto tiempo iba a tener un resultado. Podrán imaginarse que de todas las probabilidades que tenía en mi cabeza dando vueltas, la que menos quería escuchar término siendo. La biopsia arrojó como resultado en primera instancia, un condrosarcoma yuxtacortical, resultado que cambiaría al momento de volver a analizar la muestra, en el Hospital Italiano de Almagro, donde se me derivó, y donde llevé a cabo todo mi tratamiento. 

Volviendo al momento en donde el doctor me comunicó la noticia de que esa dureza, finalmente era un tumor… Al escuchar el diagnóstico junto a mis viejos, parecía detenerse el mundo, era la peor pesadilla, pero lamentablemente era real, y estaba sucediendo; mientras el doctor nos daba las opciones y nos recomendaba a qué hospital y a que doctores especializados, en ese tipo de tumor, debía ver.

Ya comenzado el mes de Mayo, nos dirigimos a Buenos Aires, iba a tener las consultas con quiénes iban a ser mis médicos: la Oncóloga Guadalupe Pallotta y el Traumatólogo Miguel Ayerza.



Luego de idas y vueltas y ver donde podía hacerme el tratamiento (yo no tenía ninguna cobertura médica, por lo que tuve que asociarme a una), ello hizo que se retrase el inicio del tratamiento hasta el mes de Junio. Mientras tanto, debía realizarme diversos estudios que como resultado dieron que tenía un tumor denominado Osteosarcoma perióstico de alto grado alojado en el fémur izquierdo, además de Criopreservación.

El Osteosarcoma es un tumor que por lo general se da en niños desde los 4 a los 16 años, puede darse en edades más avanzadas, pero las estadísticas marcan que la edad más propensa es en el desarrollo del niño.  Finalmente, luego de tantos nervios y angustia, el 7 de Junio de 2015, en la sala de Oncología del Hospital Italiano, comenzaba mi tratamiento.

El esquema de quimioterapias determinado por la Oncóloga, indicaba que debía cumplir una semana de internación, de lunes a viernes, para luego tener dos semanas de descanso, y finalizar el ciclo con dos semanas de tres días, es decir, dos semanas de lunes a miércoles. Y a la próxima semana volvía a iniciar el ciclo nuevamente: esquema de primera línea (Adriblastina, Ifosfamida y Metotrexate a altas dosis -12grs./m2-). 


Llegué a la primera semana de tratamiento, mentalizado de que debía poner lo mejor de mí, ya no había tiempo para la bronca, o para preguntas sin respuestas. El partido más importante de mi vida ya había empezado. Debo decir que fui afortunado con la reacción a las quimioterapias, ya que sólo me descompuse un par de veces.

Con el correr de los días empecé a perder el pelo, algo que nunca me importó. Los ciclos pasaban y las quimioterapias estaban haciendo su efecto. El tumor se estaba endureciendo, y eso era bueno.

Se acercaba la fecha de la cirugía, y lo que en principio iba a ser un trasplante de hueso, ya no podía hacerse. El tumor había crecido desde la biopsia hasta el primer mes de quimioterapia, creció tanto que terminó adhiriéndose a los ligamentos de mi rodilla izquierda. La única opción que tenía en ese momento para conservar la pierna era la colocación de una prótesis interna, quitando así junto al tumor, parte del fémur, la rodilla y algo de musculatura que rodeaba al tumor. 


El 25 de Septiembre de 2015 se me realizó la cirugía con éxito. Todo era alivio, ya no tenía eso en mi pierna; con el correr de los días empecé a rehabilitarme primero con la ayuda de la kinesióloga que me visitaba en la habitación y luego en el gimnasio del Hospital Italiano. Con el paso de los días pude volver a doblar mi pierna y a caminar con la ayuda de las muletas. Pero había que continuar con las quimioterapias, que las retomé a mediados de Octubre. Quedaba muy poco ya, pero el cuerpo empezaba a pasar factura, cada vez me costaba más llegar con las defensas aptas para realizarme la sesión de quimioterapia.

El 31 de Diciembre de 2015, finalmente terminé el tratamiento. La alegría era inmensa, estaba feliz, se había terminado una etapa dura, y todo estaba bien. Obviamente, siendo consciente de que debía seguir con los controles, y que podía terminarse todo ahí, o que podía volver a salir, porque así es muchas veces este tipo de tumor.

Volví a mi ciudad el 16 de Enero de 2016, al fin en casa, con mi gente. Debía reponerme, rehabilitarme y descansar. Pero el tumor tenía otros planes para mí.

En Julio de 2016, en el segundo control, vuelve a aparecer una recidiva y en Agosto se me realiza una nueva cirugía, en la cual se me extrae el músculo basto interno completo, debido a que el tumor ahora estaba alojado dentro del mismo. Otra vez a rehabilitarse y esta vez fue mucho más sencilla, tal es así que en el verano ya me encontraba trabajando y desarrollando una vida bastante normal. 


Lamentablemente, y ya en Febrero de 2017, vuelve a aparecerme nuevamente el tumor, pero esta vez no se sabía si estaba alojado en el tendón rotuliano o sobre la prótesis. El traumatólogo me dijo que había dos opciones, si estaba en el tendón, se quitaba el mismo; pero debería usar una ortesis para trabar y destrabar mi rodilla. Pero si estaba adherido a la prótesis, no había otra opción que ir pensando en una posible amputación. Para eso había que hacer otra cirugía, y ver cuál era la ubicación exacta.

Se me realiza la cirugía a fines de Febrero, y finalmente el tumor estaba adherido a la prótesis de titanio y se sacó con margen escaso.

Por haber sido extraído con margen escaso el tumor anterior, al mes se me pide un PET para ver si hay aún actividad de la enfermedad, que me detectó un ganglio inflamado en la ingle, por lo que se me realizó una biopsia, que afortunadamente dio negativo. De lo contrario debía volver a realizarme algún tipo de tratamiento.

Recuerdo que el Doctor Ayerza y la Oncóloga Pallotta me dijeron que las probabilidades de que vuelva a aparecer eran altas, pero que debían esperar y ver si volvía a salir.

Finalmente el tumor volvió a aparecer en el mismo lugar que la vez anterior, adherido a la prótesis nuevamente. A esta altura, yo ya quería terminar con esto de una vez por todas, y sabía que la amputación era la salida más pragmática para darle fin a esto.

Luego de que se me practicó una última biopsia sobre este nuevo tumor, el 19 de Mayo de 2017 se me realiza la cirugía de amputación de mi pierna izquierda. 


Aunque es una situación difícil, perder una parte de tu cuerpo, y saber que nada va a ser igual que antes; yo siempre lo tomé como la cura a esta enfermedad y lo único que quería era estar en mi casa y dejar de visitar quirófanos.

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La vida de Emilio se vio transformada, pero nuestro "Gladiador"no cedió a las batallas, por eso te seguimos contando la otra semana . . . 




Grise Deleglise
Lazos de esperanza

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