Me defraudaron, hice de todo por los demás y me pagaron mal.
Dicen que quien mucho espera, se decepciona y que quien nada espera, se sorprende. Es por esto que me parece mucho más atractivo vivir asombrada. Sin embargo, es verdaderamente difícil no esperar nada de nadie…
Las personas podemos encerrarnos en nosotras mismas a partir de corazas que creamos como una forma de autodefensa personal. En esa situación, creemos que al no abrir nuestro corazón a los demás, evitamos sufrir. Sin embargo, el verdadero sufrimiento es aquel que nace de la desconfianza crónica.
Si nos paramos un minuto a pensar en esto, nos daremos cuenta de que no es algo que solo nos afecte a nosotras porque nos sentimos defraudadas, sino que estamos coaccionando a los demás y privandolos de su libertad de acción.
Algunas razones por las que seguramente dejamos de confiar:
- Exceso de exigencia: Pretendemos que el otro sea tan leal como nosotros
- Mucho sufrimiento: Existen historias de vida realmente complejas, vidas marcadas por el dolor de traumas y situaciones dolorosas. La acumulación de muchas vivencias dolorosas puede producir esta situación de falta de confianza en los demás.
- Miedo a arriesgarme: Abrir el corazón significa riesgos y el miedo al dolor nos impide socializar con los demás.
- Autocompasión: Victimizarse ante todo impide vínculos sanos, hay personas rígidas que viven condicionadas a sus creencias.
- Baja autoestima: Como tratas a los demás puede ser un reflejo de cómo te tratas a vos misma. Por tanto, tu nivel de confianza hacia los demás puede estar en constante equilibrio con tu propio nivel de autoconfianza.
Tus expectativas tienen mayor poder para hacerte daño cuanta más esperanza ponés en ellas. Así de simple.
Muchas veces ponemos demasiadas expectativas en los demás, idealizamos cómo deberían ser las cosas o las personas y esperamos que paguen con la misma moneda que nosotras ofrecemos; pero te pusiste a pensar que . . . también lastimamos y fallamos?
Las mujeres sobre todo, solemos creer que darlo todo incondicionalmente hará que nos quieran o nos acepten, y dejame contarte que esa es una falsa enseñanza que debemos “Desaprender”
Las mujeres sobre todo, solemos creer que darlo todo incondicionalmente hará que nos quieran o nos acepten, y dejame contarte que esa es una falsa enseñanza que debemos “Desaprender”
Si vas a esperar algo que sea de vos misma
Enmarcar nuestras expectativas en nosotras mismas y no en los otros nos hace crecer y madurar emocionalmente; porque muchas veces somos injustas o demasiado exigentes y eso nos conduce a la decepción. Este desencanto o desilusión suele producir cierta desconfianza y, por lo tanto, estados emocionales indeseables y actitudes poco saludables.
Vivimos en una sociedad tan enfermos de certeza que no conseguimos tolerar la incertidumbre en nuestras relaciones. Por esta razón, la única medicina que puede evitar que nos sintamos abandonados o defraudados es trabajar nuestros miedos y nuestros aspectos emocionales más íntimos de tal manera que no dependamos de los demás para ser felices.
La inteligencia emocional se aprende y siempre es buen momento para empezar.
Nos vemos en el próximo artículo 😉
Mónica Dell"Oro
Promotor de Cambio
Psicología social
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