Doy vueltas para vestirme, para resolver un problema, para salir, para buscar una pareja, para decirle a alguien que no estoy de acuerdo...
Las mujeres somos vuelteras por muchas razones, pero especialmente porque nos cuesta mucho salir de los límites que nos auto imponemos y siempre nos las arreglamos para poner una excusa para no hacer algo o no ir a algún lugar
Hemos hablado en artículos anteriores sobre las conductas aprendidas o heredadas y la inseguridad es una de ellas.
La inseguridad nace del miedo.
- Miedo a quedarme sola
- Miedo al abandono
- Miedo a hacer el ridículo
- Miedo al qué dirán
- Miedo a fracasar
- Miedo a no ser aceptadas
- Miedo a que se rían
- Miedo, miedo, miedo…
Generalmente estos miedos provienen de heridas emocionales que se remontan a nuestra infancia, incluso antes…
Te cuanto algo revelador?
Si te ponés a escuchar a otras personas...vas a descubrir que la mayoría tuvo algún gran desengaño, que se equivocaron en más cosas de las que sabías, que fueron rechazadas y hasta maltratadas… vas a descubrir que la gran mayoría hemos de recordar frases como…
- Sos inútil
- No servís para esto
- Quién te va a querer así..
- No te vistas así,
- Y quién te va a defender...
- Sos un fracaso, etc…
Todas las personas vivimos estas experiencias, pero…¿Qué tienen de distinto esas mujeres que van por la vida tan valientes y desinhibidas?
Aunque no se vea, la diferencia es muy pequeña. “esas” mujeres escucharon las mismas frases que vos, pero no se las creyeron….y si alguna vez lo hicieron, se tomaron el trabajo de crecer y autosuperarse.
Ojo, no hablamos de la capacidad académica sino de Inteligencia emocional.
Ojo, no hablamos de la capacidad académica sino de Inteligencia emocional.
Definamos esta inteligencia como la habilidad de utilizar nuestras herramientas internas, de aprender de nosotras mismas, de nuestros propios errores, de no buscar culpables por lo que nos pasa, sino más bien de asumir la responsabilidad de nuestras emociones y por situaciones que estamos viviendo.
Aceptar los riesgos
Todas las personas sentimos diferentes miedos y enfrentarlos es la forma de vencerlos. Es importante asumir que el fracaso es solo una parte en el camino del aprendizaje, que el dolor cicatriza, que nadie debe decidir por mí, que es más importante lo que yo creo de mí que lo que puedan decir los demás, que puedo decidir y elegir basada en mis propios valores.
Aceptar los riesgos de un nuevo camino, de una nueva relación, de un nuevo trabajo o emprendimiento, implica volvernos más flexibles con nosotras mismas, amigarnos con los errores para encontrar en ellos un aliado que nos impulsa a ser creativas, a buscar más herramientas que nos ayuden a llegar a donde proyectamos sin renunciar en el intento.
El antídoto de la inseguridad es la autoconfianza,
NO el buscar la seguridad absoluta y el control.
A veces queremos superar la inseguridad intentando controlarlo todo, o pretendiendo que se den las condiciones ideales para evitar todo riesgo o posible consecuencia negativa. Pero la mayoría de las veces es imposible. Todos los caminos tienen sus riesgos, hay decisiones que duelen, hay personas que no estarán de acuerdo con lo que hagas, hay dificultades o problemas que no dependen de vos.. en todos los caminos. Lo que podemos es tener la confianza de que afrontaremos las dificultades que se presenten y lo intentaremos hacer lo mejor que sepamos y de acuerdo a nuestros valores.
Relaciones con personas inseguras
Las relaciones con personas inseguras de carácter afectivo, pueden llegar a dejar una herida muy dolorosa y difícil de sanar. Son personas con un perfil muy complicado. Viven con la duda, los celos y la envidia. Su autoestima es patológicamente baja. Desconfían de todo y todos, y requieren una atención constante y enfermiza. Son personas que se niegan a sentir, amar, y a ser ellos mismos. Todo por el terrible miedo de ser rechazados por aquellas personas que quieren y aman.
En lugar de plantearte si hacer algo o no hacerlo, mejor preguntáte ¿CÓMO VOY A HACERLO?
Como escribiría Antonio Machado:
Caminante, son tus huellas
El camino y nada más
Caminante, no hay camino
Se hace camino al andar.
Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Dentro tuyo, la decisión está clara, y tomada. Sólo queda el cuándo y el cómo. ¿no te gusta tu trabajo?,¿no querés seguir en esa relación?… lo que te frena son las posibles dificultades? Centráte en cómo vas a llevarlo a cabo para afrontarlas lo mejor posible.
Es hora de aprender cómo caer, por si perdés el equilibrio 😉
Nos vemos en el próximo artículo
Mónica Dell"Oro
Psicólogía Social
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